Declaración del Foro de Organizaciones Feministas-Undécima Conferencia Regional sobre la Mujer
Escrito por Movimiento Feminista de Nicaragua   
Martes, 13 de Julio de 2010 19:42
Indice del artículo
Declaración del Foro de Organizaciones Feministas-Undécima Conferencia Regional sobre la Mujer
Páginas 2
Todas las páginas

Image

Estamos aquí, convocadas por el sugerente desafío de responder Que estado para que igualdad, mujeres de movimientos y organizaciones de diferentes países, culturas, razas, etnias, clases sociales, edades, sexualidades, para expresar a los gobiernos los problemas, las visiones críticas, los dolores, esperanzas y exigencias que se encarnan en las luchas por la construcción de un mundo donde todas y todos podamos vivir con igualdad, dignidad y placer.

La acción de los movimientos de mujeres y feministas ha sido crucial para colocar en el debate publico la opresión y discriminación que resultan de sociedades antidemocráticas sexistas, racistas, clasistas, lesbofóbicas, homofóbicas. 

Si la igualdad comienza a ser un horizonte posible en América Latina y el Caribe, es porque cuenta con la presencia de sujetos colectivos con capacidad de resistencia y autonomía para definir sus prioridades y proyectos emancipatorios. Las voces de todas las mujeres, indígenas, negras, blancas, rurales, urbanas, trabajadoras domésticas, discapacitadas, jóvenes, viejas, migrantes, lesbianas, transexuales han sido imprescindibles para repensar y demandar la igualdad, la justicia social y la democracia.  

A pesar de los avances a 15 anos de Beijing, la superación de las desigualdades entre hombres y mujeres, aun no constituye una dimensión inherente de la justicia social. Los Estados y Gobiernos de la Región mantienen una contradicción entre los compromisos internacionales asumidos y la materialización de las políticas para la igualdad y la plena garantía de derechos.

La división sexual del trabajo permanece como uno de los principales obstáculos para la autonomía y el bienestar de las mujeres. El trabajo gratuito que realizamos en la esfera reproductiva constituye la base de modelos económicos que excluye a las mujeres del desarrollo.

Las mujeres continúan ocupando la mayoría de los puestos precarios e informales de trabajo, en condiciones de desprotección social, insalubridad y jornadas cada vez más extenuantes. La discriminación salarial y el acoso sexual y moral sigue siendo una constante en la experiencia laboral de las mujeres. 

El trabajo domestico remunerado, en el cual predominan las mujeres negras e indígenas con escasos niveles de protección social y sin garantía de derechos laborales, revela la falta de  reconocimiento del valor social de este trabajo y el peso del racismo en  la sociedad. 

Es intolerable la violencia contra las mujeres y niñas en todas sus expresiones, que se agrava con la violencia politica y el racismo institucional contra las mujeres negras e indígenas.

El crecimiento de la violencia y el control de amplios territorios por el narcotráfico y otras redes del crimen organizado que se sobreponen al poder del Estado, tienen un impacto devastador sobre los vínculos sociales, afectando la vida cotidiana de las mujeres y comunidades pobres.

En los países en conflicto armado el cuerpo de las mujeres se convierte en un escenario de guerra y obliga a las mujeres al desplazamiento y desarraigo.

Los índices de violencia sexual y doméstica y el feminicidio evidencian que aun persiste la dominacion patriarcal sobre las mujeres. Los avances legales e institucionales en casi toda la región no han sido suficientes para garantizar la protección a las mujeres y sus derechos humanos. 

La maternidad continua representando para muchas mujeres un riesgo de vida. El aborto en condiciones clandestinas e inseguras, su criminalización y penalización, son una realidad que afecta la vida y la salud de las mujeres, adolescentes y jóvenes.

La crisis ambiental revela la lógica predatoria, patriarcal y racista de este modelo de desarrollo basado en la mercantilización. El cambio climático, la privatización y contaminación del agua, del aire, del suelo y de los alimentos, amenazan la calidad de vida de toda la población, con un sesgo particular hacia las mujeres.

El modelo de desarrollo hegemónico promueve el agronegocio y el monocultivo, viola el derecho a la tierra y el territorio de pueblos y comunidades indígenas, afrodescendientes, población rural y campesina. 

Los desastres naturales como el ocurrido en Haití, ponen en evidencia las profundas desigualdades sociales y de genero existentes. La lógica actual de la reconstrucción mantiene inalterable la vulnerabilidad estructural a que estan expuesto los países y las poblaciones pobres.  

Considerando los enormes desafíos que esta región - la más desigual del planeta - debe enfrentar para acortar las brechas sociales, resulta inadmisible la militarización de la seguridad ciudadana y el incremento de los presupuestos militares en detrimento de la inversión pública para el bienestar de las personas.

Reconocemos los esfuerzos de algunos gobiernos de la región en garantizar la institucionalidad democrática y para impedir el retorno de procesos dictatoriales. Nos sumamos al reclamo de los movimientos sociales de Honduras en defensa de la democracia y el respecto de los derechos humanos.    

Resulta alarmante la creciente criminalización de las luchas de los movimientos sociales en defensa de los derechos.


 

Inicio | El movimiento feminista | Noticias | Nuestros rostros | Publicaciones | Enlaces | Contáctenos

Movimiento Feminista de Nicaragua - 2009 -